Exposición virtual

*Esta exposición virtual es realizada a partir de la organización, procesamiento y sistematización de la Memoria Institucional del Museo La Tertulia contenida en su Centro de Documentación e Investigación, Cedoc.

Toma como base la muestra «La mujer en las artes visuales» curada por Miguel González en 1980.

La mujer en las artes visuales*

Muchas valoraciones y juicios aproximativos estiman el síntoma alarmante en cuanto a la participación precaria de la mujer en las artes visuales. Son juicios que en su inmensa materia coinciden en términos como discriminación, alienación, sometimiento, dando cuentas claras de la condición femenina a lo largo de la historia.

 

En una sociedad eminentemente falocrática, el estímulo creativo es difícil desarrollarlo y apropiarse del arte como vehículo. La literatura, sin embargo, significó el ámbito más frecuentado en siglos de ausencia. La poetisa Safo en la Grecia democrática, es raro ejemplar que referencia las no menos exóticas posiciones intelectuales de Matilde de Magdenburgo en la Edad Media, Santa Teresa de Jesús, en el periodo dorado español, la marquesa de Sevigné en el siglo X VII , y un nombre de la Nueva España mexicana: Sor Juana Inés de la Cruz.

 

Si bien las conquistas de la mujer fueron escasas en el campo creativo, se vieron estimuladas con menor drasticidad en los predios interpretativos. Ella pudo danzar, actuar y hacer valer los instrumentos musicales. Durante largos periodos y en distintas ocasiones este ejercicio también se obstaculizó; las dotes innegables comprobaron la necesidad. Hoy, la mujer ha hecho y sigue haciendo historia en estos campos. El papel fundamental del «segundo sexo» a lo largo de la humanidad ha sido más bien el de inspiradora.

Este aspecto está suficientemente documentado por la Historia del Arte, y no existe capítulo que no lo tipifique. Las Artes Plásticas no se ven gratamente sorprendidas sino hasta el siglo XV III, cuando la célebre retratista de la corte de María Antonieta, MADAME VIGEE-LEBRUN (1755-1842), decide aparecer en el panorama de la pintura francesa. Por esa misma época una suiza, ANGELlCA KAUFFMAN, admirada por Goethe, también invade el terreno antes aparentemente vedado. Sin embargo siguen siendo casos aislados. A mediados del siglo XIX se dan simultáneamente en varios países artistas mujeres de valor. En su desarrollo, este siglo ha borrado el distintivo y hoy tiende a ser algo inusual. En Francia BERTHE MORISOT (1841-1895, SUZANNE VALADON (1865-1938) y MARIE LAURENCIN (1885-1948); en Rusia la pintora y escenógrafa de los Ballets de Diaghilev, NATHALIA GONTCHAROVA (1881-1953), son artistas que abrieron las puertas a otras cuya fecundidad hoy es estimulante y propicia.

 

América se incorporó a esa corriente viva del trabajo, MARY CASSAT, GEORGIA O’KEEFFE, FRIDA K HALO, MARIA IZOUI ERDO, REMEDIOS VARO, AMELIA PELAEZ, RAQUEL FORNER, comenzaron a decir desde hace más de un siglo que el gran arte americano no solamente podía ser elaborado por hombres. Y acertaron ya fuera en el Impresionismo, Realismo, Surrealismo o Expresionismo. Ellas son el comienzo de nuestra historia que apenas se inicia, pero con entereza y arrogancia contundente.

A partir de la década del cincuenta el mapa desde Canadá hasta Argentina ha producido creadoras de gran talento y diversidad de tendencias. Midiéndose en una labor profesional ardua; demostrando y justificando un lugar merecido.

 

El Museo de Arte Moderno La Tertulia ha hecho importantes exposiciones individuales y colectivas destinadas a difundir el arte contemporáneo. Dentro de esas actividades la mujer ha dicho presente de una manera eficaz. La misión de exhibir se ha complementado con la de coleccionar: otra manera saludable de enseñar. Este requisito indispensable de todo museo, hoy se puede constatar a través del patrimonio formado por artistas mujeres, escogidas siempre con criterio de calidad, nunca dependiendo de su sexo. Ellas comenzaron a crear y esa autonomía es una forma maravillosa de liberación. El episodio de la gran expresionista alemana KAETHE KOLLWITZ (1867-1945), a quien negaron poder estudiar en una academia oficial de Bellas Artes, por el solo hecho de ser mujer, queda cada vez más atrás y se debe convertir en irrepetible. Existen, no obstante, innumerables lugares del mundo donde hoy la mujer no ha ganado la posición humana que le pertenece; se ha convertido en una peculiaridad de nuestra época cuestionarlo y luchar por conseguirlo.

Es preciso entender en este sentido que las artistas, por medio del trabajo, abonan la voluntad de reivindicación, ahora tan indispensable en el pensamiento contemporáneo.

 

Miguel González

A continuación se podrá ver algunas obras que hacen parte de la colección de arte del Museo realizadas por mujeres artistas.

Feliza Bursztyn.

Flor. 1975. Acero y hierro soldados. 1.64 x 0.57×0.71 m.

Donación de la artista en 1977.

Bogotá. 1933. Murió en París. 1981. Estudió en el Art Students League, Nueva York y en la Grande Chaumiére de París. Expuso individualmente desde 1958. Su escultura se distinguió siempre por su intrepidez tanto en los materiales utilizados como en las ideas que logró sugerir. Este Museo exhibió trabajos suyos en varias oportunidades dentro de muestras colectivas y presentó dos muestras individuales de singular importancia, el espacio ambiental Camas, en 1974. y la instalación La Baila Mecánica en 1979, muestras donde la artista usó motores animados por electricidad, alambres, estructuras y telas logrando sugerir situaciones eróticas y místicas, manipuladas con especial ironía. Una característica sobresaliente de su trabajo fue la acumulación de materiales de desecho, Flor, es una de las obras en donde esa idea se exalta mejor. La artista soldó de una base de hierro una decena de bumpers cuyo aspecto ruinoso y de continua relación con la chatarra era familiar en su producción. Ironizando, el título remite a una forma antagónica

Delia Cugat

En busca de Alguien. 1982. óleo sobre tela. 0.73 x 0.91 m, adquirido a la artista en 1982.

Buenos Aires. 1930. Estudia en la Escuela de Bellas Artes. Buenos Aires. Exhibe individualmente desde 1968. Formó parte junto con otros 3 colegas del grupo de artistas gráficos y objetistas Grabas. Vive y trabaja en París. Sus trabajos gráficos, objetos y dibujos que mostraron figuras esquematizadas en actitudes y ambientes fantásticos, han ido variando hasta encontrar el realismo fotográfico como una vía de expansión válida. La presente pintura enseña un instante particular que aunque no aclara los móviles necesarios para armar una historia coherente, es capaz de sugerir íntimas emociones. Esto último ocupa la argumentación de Delia Cugat quien sin ser literaria o narrativa, es capaz de reconstruir minuciosamente un escenario y sus habitantes para comunicar sentimientos existenciales, elaborados contacto y precisión. La mujer que huye, el espacio en que todo sucede, son señales reconocibles y al mismo tiempo símbolo del mundo hermético que desarrolla su pintura.

Beatriz González

Los Suicidas del Sisga. 1965, óleo sobre tela, 1.20×100 m. Donación de Martiza Uribe de Urdinola en 1977.

Bucaramanga, 1938. Estudió en la Universidad de los Andes, Bogotá; Academia van Buldende Munsten, Rotterdam. Exhibe individualmente desde 1964. Su obra recoge lo que se podría denominar una estética de lo nacional, no solo por los argumentos e implementos usados, sino por el tratamiento plano y premeditado mal gusto, versión pop y kitch local. Esta pintura es un trabajo muy importante dentro de su producción puesto que en él se van a registrar por primera vez el interés por lo regional (la fotografía que sirve de modelo salió publicada en la página roja de un periódico) el trata miento del color -invadiendo zonas y obligándolas a darles una apariencia de reproducción deficiente- y esa voluntad para convertir ingenuo y mordaz al tiempo, los distintos elementos tanto conceptual es como formales de sus propuestas. En 1976 este Museo organizó una muestra antológica de su trabajo Igualmente se guardan en la colección varias obras gráficas entre  las que se cuentan  Mi lucha, La Iglesia está en peligro, La Actualidad Ilustrada, Los reveses de la realeza. La otra cara de Ludwig van, Happy Birthday, Lesa Majestad, donde también se pueden apreciar las características de sus planteos.

María de la Paz Jaramillo

Parejas, (serie de las). 1985, pastel y óleo sobre madera, marco de madera pintado de acrílico. 1.04×1.50 m, donación de la artista en 1985.

Manizales. 1948. Escuela de Bellas Artes. Universidad de los Andes. Bogotá; Chelsea School of Art, Londres; Taller de Grabado de Hayter, París; Taller de Grabado de Camnitzer, Valdottavo.

Su obra ha sido en sus comienzos esencialmente gráfica y la artista ha practicado las distintas técnicas demostrando buen oficio. Igualmente su producción se ha valido de la pintura, el dibujo y la escultura, y en todos los medios ha trabajado el tema de la mujer como una imagen cromática y desde sus diversas condiciones: modelo, ama de casa, monja, ejecutiva, etc. donde el uso de la composición, el sometimiento de las formas mediante ajustes ampulosos, han dado como resultado imágenes expresionistas de impacto.

La presente pintura enseña una pareja, de la serie que la artista desarrolló mostrando a la mujer en relación con el hombre. Aquí la actividad central es el baile y la rumba, así como su atracción erótica. A través de un vivo e insólito colorido, el uso de la escarcha y las alteraciones anatómicas caprichosas da esa sensación de la luz nocturna frecuente en las discotecas. El marco en esta ocasión está también trabajado por la artista, el rostro de una mujer de amplia cabellera que recuerda el art-nouveau, trata la imagen con la fuerza y dramatismo habitual en su iconografía. Se conservan en esta colección 16 obras de gráfica, pastel y pintura, de 197 4, 75, 76, 78, 79, 80 y 81 donde hay importantes ejemplos de su coherente evolución.

Exposición

Marta Minujín

La Invasión de la Mente, 1984, bronce fundido y pintado de blanco, 0.45×0.33 x0.44 m., adquirido a la artista en 1984. Buenos Aires, Argentina, 1938. Exhibe individualmente desde 1962. Su trabajo cuestionador y disidente ha usado diversos medios para expresarse.

Con motivo de su exhibición individual en este Museo en 1984, la artista presentó una serie de obras escultóricas donde recreaba evocando, temas reconocibles de la escultura griega y del renacimiento italiano; volúmenes que eran descritos cayendo -ejercicio que ella practica con sus instalaciones urbanas- o fraccionando las imágenes para describir el movimiento físico o simbólico de una idea. Sus obras en yeso, cemento, mármol y bronce, refieren igualmente la múltiple visión del Cubismo, al tiempo que a la velocidad y trajines del movimiento planteado por el Futurismo, características que en la presente obra son verificables. La Invasión de la Mente, evoca un rostro clásico fragmentado en siete partes que se desplazan, contando así una oscilación que aspira a ser una alegoría sobre el pensamiento y sus complejidades si empre en continua ebullición.

Lucy Tejada

Color de Rosa, 1968. Tinta, acrílico y collage sobre madera. 1.14 x 1.78 m, adquirido a la artista en 1971.

Pereira. Risaralda. Colombia, 1920, murió en Cali. 2011. Estudió en la Escuela de Bellas Artes. Cali: Escuela de Bellas Artes y Universidad Javeriana. Bogotá.  Varios reconocimientos obtuvo  en exposiciones organizadas por esta Institución, en 1968, un premio en el Primer Salón Austral y Colombiano de Dibujo y Grabado. En 1970 ganó similar distinción en la Exposición Panamericana de Artes Gráfica, y en la III Bienal Americana de Artes Gráficas otro primer premio en dibujo. Este trabajo tipifica el espíritu rebelde del final de los años sesenta que la  artista captura con varias alusiones: una niña tiene una bomba de tiempo de la cual sale una flor, dos rostros con gafas redondas hacen alusión al hipismo, al tiempo que los letreros de los periódicos pegados con los subrayados de la palabra Paz y la paloma blanca pintada, preconizan esta consigna. El tratamiento de las figuras dibujadas, emergiendo o perdiéndose en la atmósfera, tipifica el manejo de las imágenes que son características a la artista. Se conservan en esta colección pintura, dibujos y grabados de 1955, 68, 71, 73, 75, 77 y 78 que ejemplifican el desarrollo de su trabajo en un largo trayecto.

Liliana Porter

Fin de Viaje, 1983, acrílico, lápiz, serigrafía y objetos varios incorporados, mural sobre madera, 1.76×1.52 m., donación de la artista en 1983.

Buenos Aires. 1941. Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes y en la Universidad Iberoamericana, Buenos Aires. Exhibe individualmente desde 1959. Se conservan en esta colección Afiche para el Movimiento por la Paz en Estados Unidos, serigrafía de 1971, ganadora del premio en diseño en la 1 Bienal Americana de Artes Gráficas; Rotura, serigrafía rasgada de 1972; Mesa, serigrafía sobre tela en forma trapezoidal, de 1977, The Blue Boat, serigrafía y collage de 1983, donde se registran varios de los problemas formales abordados por la artista quien hace una inteligente reflexión sobre los materiales, usos e intenciones del arte. El mural en consideración insiste sobre los objetos impresos y la presencia de los verdaderos, al tiempo que dibuja con elementos reales y crea ilusiones con elementos falsos. Ese cuestionamiento irónico y didáctico da como resultado una obra sensible y poética, que logra efectividad a través de la simplicidad del diseño y el uso mesurado del color.

Exposición

María Thereza Negreiros

María Thereza Negreiros nacío en Maoés, Amazonas, Brasil, 1930. Estudió en la Universidad de Río de Janeiro. Expone individualmente desde 1960. Vive en Colombia desde 1954. Ha obtenido varios reconocimientos, entre otros, un premio de adquisición en el XIV Salón de Artistas Colombianos (1962) y Segundo Premio en el Salón Panamericano de Pintura (1965) Vive y trabaja en Cali.

 

«María Thereza Negreiros, quien hace varios años –tal vez muchos-, instaló su taller en Cali, es ante todo una artista seria. Porque piensa y demuestra que la práctica estética es un acto profesional. Y es esta actitud uno de los hechos más reconfortantes para hablar de las artes en momentos en que el interés por ellas resulta tan fácil –por lo distorsionado. Hay una serie de mediocres que parecen asaltar si nó la integridad el oficio- por lo menos su apariencia más superficial. En una sociedad como esta, hay que vigilar mucho, hasta lo superficial. Es bueno destacar que la artista ha tenido gran experiencia en distintos materiales y medios mecánicos. Ella busca sin fatiga una modalidad personal para comunicar sensaciones.» – Miguel González. Tomado del documento D218

Emma Reyes

Emma Reyes nació en Bogotá (Colombia) en el año 1929 y murió en Burdeos (Francia) en el 2003. Artista plástica colombiana, reconocida internacionalmente por sus obras y sus relaciones entre los artistas de la época. A pesar de no haber pasado por la academia, es considerada como “La madrina de los pintores colombianos en París y Roma, la maestra del viaje, de la adaptabilidad del aprendizaje duro y espontáneo, de las academias extranjeras, de su paso por el cono sur, Francia, Estados Unidos, México, Italia, Israel en la famosa ciudad de Haifa — ciudad de los artista– y finalmente en Francia donde ubica su último taller”, lugar que fue descrito por su misma voz, en artículos de la revista El Aleph de Manizales (Tomado de: Emma Reyes, cajones & dechados: memoria, vida y obra de Adriana María Ríos Días y María del Pilar Vergel Castilla. Cali: Pontificia Universidad Javeriana, 2017)

Este espacio es posible gracias a:

 

Sociedad del Conocimiento del Valle del Cauca y Pacífico Colombiano. SOCONOVALLE

Ministerio de Cultura de Colombia Programa Nacional de Concertación Cultural