Los VI Juegos Panamericanos. Oiga Vea, Cali, Ciudad Nueva.
Museo La Tertulia. Cali 71, Ciudad de América. Entre proyecto y realidad. IV de V.
Extracto del texto curatorial de la exposición Cali 71, Ciudad de América Entre proyecto y realidad curada por Alejandro Martín y Katia González.
La historia de Cali quedó marcada por la realización de los VI Juegos Panamericanos. Un discurso progresista y un plan de obras de infraestructura repercutió de forma definitiva en la ciudad y el imaginario colectivo. El evento constituyó el motor que aceleró la ejecución de ciertas obras que estaban ya planeadas en el Plan Piloto de 1950, y constituyó el cierre de una década de gran desarrollo de infraestructura urbana. La ciudad se planificó en dirección al sur, donde se construyó la nueva sede de la Universidad del Valle, una enorme ciudad universitaria diseñada por los mejores arquitectos del país. Allí se establecería la Villa Panamericana, que alojaría a los deportistas durante los Juegos, y que después se convertiría en las residencias estudiantiles y el restaurante. Un nuevo aeropuerto y una nueva terminal de transportes se inauguran como signos de una ciudad que se convierte en nodo importante de una red nacional e internacional. En todas las construcciones se destaca el rol de la armazón en cemento, con grandes áreas voladizas como la del aeropuerto y el terminal. Y quizás la más espectacular de todas, el Coliseo El Pueblo, nueva infraestructura deportiva que con su forma oval y su gran techo elíptico, constituiría un gran reto de ingeniería y construcción y se convertiría en el símbolo de los Juegos y de la ciudad. En los anuncios de prensa podemos ver cómo en este momento se suma la voluntad política con la creación de empresa en el rediseño de la ciudad.


El plan gubernamental «Cali ciudad nueva», del alcalde Carlos Holguín Sardi, pretendió minimizar la colisión de dos ciudades en un territorio cuyo crecimiento poblacional era vertiginoso producto del desplazamiento por la violencia y migración en busca de mejores oportunidades económicas. Esa división era una profunda brecha, un límite que en Oiga vea (1972), documental de contrainformación de Carlos Mayolo y Luis Ospina, se dibuja por la línea férrea que divide dos realidades urbanas bien distintas. El documental, clave imprescindible para asomarse a las contradicciones de la Cali del 71, señala la imposibilidad de hablar de una sola ciudad, de un solo lugar con acceso a los servicios públicos. Las competencias deportivas entre Estados Unidos y Cuba (segundo puesto en medallería) atrae la atención de fanáticos y simpatizantes. En Oiga vea, ante la imagen de un equipo de béisbol yanqui derrotado por los cubanos, una cuña radial anuncia: «Para ese dolor de cabeza, Mejoral, porque mejor mejora Mejoral». Nada más simbólico de las tensiones políticas del momento que las luchas deportivas. Para nada libres de las tensiones violentas, como se probó con la muerte de uno de los miembros del equipo técnico de Cuba, al caer de su habitación en la Villa Panamericana. Lo que se presentó como un suicidio, dejaba muchas sospechas, ante la serie de deportistas cubanos que intentaron huir de la delegación para quedarse en Cali.


La Guerra Fría produjo una serie de tensiones ideológico-políticas entre Estados Unidos y la Unión Soviética lo que intensificó el intervencionismo militar y empresarial en cabeza de las multinacionales; puso en marcha el papel de los servicios de inteligencia; la asistencia financiera a países subdesarrollados; la cooperación educativa y cultural, la propaganda ideológica amenazante que reiteraba un mundo bipolar. En la prensa y la televisión el público es testigo día a día de los avatares de la carrera espacial y de la fuerte escalada armamentística. La más contundente premisa de Estados Unidos fue contener el avance del comunismo, no solo mediante la presencia gubernamental o empresarial, sino con la expansión del American Way of Life, un estilo que aceleró el aumento de la capa media de población, la transculturación y la sociedad de consumo. Así como las dictaduras, se reproducen las guerrillas en América Latina, y los golpes cotidianos tanto de los Tupamaros como de la guerrilla brasileña, dan pauta a las formaciones de los demás países. La música y la literatura florecen en América Latina, creando géneros nuevos donde se evidencian los cruces y mestizajes al interior de cada país y en lo que consigue atravesar las fronteras. La salsa, la cumbia, el tango, la trova, la zamba, y muchos otros ritmos se van mezclando y apropiando en los distintos territorios. Escritores como García Márquez, Borges, Cortázar y Carlos Fuentes, son apropiados por los lectores de todos los países de habla hispana, y muy pronto son traducidos a una infinidad de lenguas.
Fotografías de archivo: Luis Ospina
Esta exposición tuvo apertura el 09 de noviembre de 2016 hasta el 23 de junio de 2019 en el tercer piso de la Colección.